Atunero moderno
Una de las curiosidades de la pesca moderna en el País
Vasco es su arraigo a las técnicas de pesca artesanales, a las
que se le han aplicado las ventajas de las nuevas tecnologías.
Con la motorización se siguió utilizando la técnica de
la cacea, que con la adopción de cámaras frigoríficas permitió
alargar las campañas de pesca. La cacea competirá a
partir de la mitad del siglo XX con la técnica del cebo vivo.
Esta nueva técnica se importaría pocos años antes de
California y conseguirá implantarse en los grandes atuneros,
relegando la pesca a la cacea a los atuneros pequeños y a
las em-barcaciones deportivas. Es de destacar que ambos
sistemas empleados aún en la actualidad por los pescadores
vascos son de los más selectivos y de los que ofrecen la
mejor calidad al consumidor.
Bonitera polivalente diesel. 1940. La sustitución del vapor por
el diesel, consumada en la década de los 40, permitió disponer de
más espacio a bordo. La carbonera, la caldera y el depósito de
agua dulce que requería el vapor fueron sustituidos por neveras
para almacenar el pescado. Ello permitió aumentar el número de
días de pesca e incrementar la productividad. © José Lopez
Evolución de las proas y popas de las embarcaciones de
pesca. La evolución del perfil de las embarcaciones ha estado ligada
al aumento de la potencia de los motores, adaptándose a las
condiciones de nuestro mar. © José Lopez
Atunero de los 70. En esta época, los pesqueros están ya dotados
de equipos electrónicos para la navegación y la pesca. Se
in-corpora el halador de redes motorizado, que evita tener que
reco-ger la red manualmente, mejorando significativamente las
condi-ciones de trabajo a bordo. © José Lopez
Bonito del Norte, (Thunnus alalunga. Bonn). © José Lopez
Moderno atunero de los 90. Los grandes atuneros de altura
actuales disponen de la más avanzada tecnología para la captura
de túnidos. Despliegan una enorme red de cerco, que se exiende
con la ayuda de potentes lanchas. Estos atuneros son guiados por
el helicóptero que llevan a bordo. En la actualidad faenan, entre
otros lugares, en los grandes caladeros del Índico. © José Lopez
Vapor de 1910. Este es el barco que desbancaría a las tradicionales
lanchas de pesca a vela. La principal razón de su éxito
radicó en que era plenamente operativo durante las frecuentes
encalmadas de la época estival, coincidiendo con la temporada en
la que los túnidos visitan nuestra costa. © José Lopez
Bonitera de 1952, en la que se aprecian los viveros y las cañas.
Eslora de 17 metros. Los barcos grandes se decantaron rápidamente
por la técnica del cebo vivo, relegando el curricán a los
barcos más pequeños. Esta técnica requiere disponer de viveros en
cubierta, en los cuales se guarda el “beita” (del inglés “bait”,
cebo), que solía estar compuesto de especies como la sardina o el
chicharro. © José Lopez
Atún. © José Lopez
Atunero de los 80. Orio. Es la última época de los atuneros
tradicionales en madera; algunos, incluso, eran construidos en
acero, respetando las mismas medidas y proporciones. Se llegaron
a construir barcos que rondaban los 35 metros de eslora. Es el
ocaso de la construcción naval en madera en el País Vasco. © José Lopez
Atunero en poliéster. Con la entrada del nuevo milenio empiezan
a construirse atuneros en poliéster, como los realizados en los
astilleros Olaziregi de Hondarribia. Estas nuevas unidades se caracterizan
por la popa de espejo, que proporciona un gran espacio
de trabajo en la cubierta. También se han construido barcos similares,
aunque de mayor tamaño –con el casco de acero–, en los astilleros
Luzuriaga de Pasaia, dotados de la tecnología más avanzada. © José Lopez