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viernes 22 noviembre 2024



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Aventura y tormenta

Casi todo el mundo conoce la aventura y la tormenta desatada por las esculturas de Oteyza y las propuestas pictóricas de los Pascual de Lara y Néstor de Basterretxea que se avecinaban. Ante aquel proyecto, asegurará Juan Plazaola, a la autoridad eclesial le entró el pánico y las fuerzas más reaccionarias del País aprovecharon para atacar a las fuerzas vivas del proyecto, sobre todo por lo que simbolizaban y suponían de renovación sociocultural religiosa y de puesta al día. El Grupo de Artistas de Arantzazu y la comunidad que lo sustentaba ofrecía claras connotaciones de "vanguardia artística" y "tradición popular religiosa" y sobre ellas se lanzarían a degüello ataques y sospechas sin fundamento. Juan Plazaola asegura que es el destino de los grandes artistas: aterrar. "Los retratos de Oteiza podrían aterrar al mismo retratado desvelándole el misterio del ser humano; sus Maternidades revientan de vida; sus Apóstoles son gigantes agresivos y monstruosos que se lanzan a dentelladas sobre un cristianismo conformista; sus Madonnas como la de Buitrago, son piedras titánicas, elementales, masivas, pero llenas de tensión, sugeridoras de una majestad sobrehumana".

Ciertamente, el pastor de la Igesia Diocesana D. Jaime Font y Andreu y el alto clero, demasiado emparentado con el franquismo, más hubieran preferido la presencia de Lucarini, autor de las esculturas del Seminario de San Sebastián, más figurativas y devocionales que las del proteico y polémico Oteyza que, además, se consideraba y proclamaba militante de la cultura vasca. Tampoco parecía complacer a algunos sectores del pueblo vasco el carácter "demasiado abstracto" y la "falta del espíritu de la religiosidad vasca" de las diversas propuestas pictóricas presentadas a Concurso para la ejecución del ábside y las capillas laterales. Paula Eraso ha documentado la tormenta originada y en la que tomaron parte Vicente Cobreros Uranga, Agustín Ibarrola y Flores Kaperotxipi entre otros.

Dando los últimos toques al friso de los Apóstoles.
Dando los últimos toques al friso de los Apóstoles. © Archivo Arantzazu.
Escayola y piedra. El proyecto y su realización
El interpelante friso de los Apóstoles. © Antton Elizegi

En septiembre de 1953, el Obispo y las autoridades de la provincia visitaron el Santuario y se originó una fuerte discrepancia al decir de esta autora. El Obispo creó una Comisión Diocesana que tardó en reunirse diez meses. Se exigieron informes a los artistas, gracias a los cuales hoy poseemos notables documentos acerca de la génesis y significados más profundos de las obras, y al verse incompetentes los miembros de la Comisión decidieron elevar un Informe a Roma. El arquitecto Irízar fue el encargado de realizarlo y en él negaba a la obra el carácter de plástica religiosa. Los artistas, por su parte, Oteyza, Basterretxea y Lara, aducirán que cuentan con el favor del sector más culto del pueblo, y que los ataques provienen de artistas resentidos por el fallo de los concursos y a elementos antivascos. Sus obras, aseguran ante Roma, están imbuidas y asesoradas por los Franciscanos y poseen un carácter pedagógico de las verdades de la fe y de la teología católica. Los artistas y sus formas resultaban de este modo incomprendidas y rechazadas cuando todavía no habían sido plasmadas ni definitivamente creadas.

Los Apóstoles en su largo abandono al borde de la carretera
Los Apóstoles en su largo abandono al borde de la carretera. © Antton Elizegi
Balet de piedra 
de los Apóstoles.
Balet de piedra de los Apóstoles. © Antton Elizegi

Una Comisión de Arte para Italia y el veredicto firmado por el cardenal Constantini paralizaba las obras el 6 de junio de 1955. Hasta noviembre de 1968, Oteyza se negaría a subir a Arantzazu y a dar remate a su obra. Otros artistas tuvieron peor suerte. Pascual de Lara, fallecido prematuramente, sería sustituido en 1962 por Lucio Muñoz, y los bocetos de los frisos trazados al carboncillo y que fueron borrados por los frailes a Néstor Basterretxea, debieron de esperar hasta 1984 para ser pintados, siendo Diputado General de Gipuzkoa D. Xabier Aizarna. El conjunto resultante salió ganando gracias al espléndido mural semiabstracto de Lucio Muñoz, no así con la desaparición de los murales "in situ" de Néstor Basterretxea. Sus pinturas ya no poseerán ni el espíritu ni las formas que animaban al proyecto primitivo.

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