El cielo de los vidrios
Una de las piezas más valiosas y hermosas de este conjunto proyecto de la Basílica de Arantzazu son ciertamente sus vidrieras, sus vidrios de colores, proyectados y diseñados por el franciscano Javier Eulate. Los soportes irregulares sobre los que el pintor vidriero desarrolló sus repertorios son cuatro hojas de trébol de formas orgánicas ubicadas en la parte superior de los muros de la nave transversal. Símbolos del árbol-espino-cruz-seres humanos montes-cielo son formas dibujadas con teselas de cristal azul suaves, fuertes, verdes y algún rojo. Eulate es un fauvista nato y derramó en estas vidrieras gran parte de su largo saber y de su profunda maestría. La luz penetra en el espacio y crea un clima azul perlino bellísimo y misterioso que se derrama en todo el ámbito sagrado y sincroniza felizmente con el retablo de Lucio Muñoz y la sobriedad de la piedra en la arquitectura. "Las vidrieras -asegura Javier Garrido- no describen temas. Apuntan los símbolos que recrean la experiencia humana. Por eso, más que objetos pictóricos, son luz, juego y ternura".
En este sentido, el mismo Alvarez Eulate desarrolla con un concepto casi minimalista un magistral juego de luces y colores en la vidriera de descenso a la cripta. Del violeta y el rojo rectangular, al naranja-amarillo, y de éste al azul-gris perlino. Otro tanto cabe decir de las vidrieras abstractas situadas en el paso al camarín, realizada una en Metz (1956), como las anteriores, en el Atelier Simminger, y otra el año 1984. Nunca con tan poco en el vidrio se ha podido decir tanto. Eulate es un franciscano místico, un poeta del color puro, refinado y culto.
Quizás por ello resulta acertada la última encomienda realizada a este artista para la ejecución de una capilla penitencial enlazada con la Basílica, en cuyos bocetos trabaja en estos momentos. Esperamos con agrado el resultado de los mismos. Su obra religiosa ha sido requerida y realizada con éxito los últimos años en diversas iglesias y templos de Gipuzkoa: Seminario de San Sebastián, Parroquia del Sagrado Corazón de Loyola de San Sebastián, Parroquia de San Pedro de Lasarte, Capilla del Centro de jubilados de Arrasate y Capilla de las Benedictinas de Oñati. Sus "Postdiluvios" y "Horizontes", sus Cristos, Vírgenes y Santas Faces, están henchidas de piedad y devoción, así como de exquisito y sensible colorido.