El paso de la torre al palacio como símbolo de fusión entre los linajes rurales y urbanos
La segunda mitad del siglo XV va a ser testigo de un proceso que culminará a lo largo del primer tercio del siglo XVI, según el cual los viejos linajes, los Solares que dominan en cierta manera el mundo rural, acabarán fundiéndose con los de las villas, algunos también muy antiguos, pero en general de historia más reciente. Solares de Pariente Mayor de ambos Bandos, de Oñaz o de Gamboa, como los de Iraeta, Amezketa-lartza, Zarautz, Murgia, Enparan o Loiola son buena prueba de esto.
Efectivamente, a mediados del siglo XV los Señores de Solares de Pariente Mayor y los comerciantes, juristas, escribanos, de las villas buscan el matrimonio de sus hijos e hijas. Uno de los casos más llamativos sea quizás el protagonizado en marzo de 1461 con el contrato del matrimonio a trueque del heredero del más rico comerciante guipuzcoano de la época y una de sus hermanas con el heredero de tres Solares de Pariente Mayor y su única hermana: Juan López de Amézqueta, Señor de los Solares de Altzega y Amezketa, y Urraca Vélez de Alcega, aún niños, casarán, "cuando lleguen a perfecta edad" -en el caso de las mujeres, se considera ésta los doce años- con Sancho Martín de Elduayen y su hermana Catalina de Elduayen. Es difícil de explicar cómo se puede llegar a esta situación cuando hace sólo cuatro años el enfrentamiento entre ellos es tan virulento. Porque además, los ejemplos pueden multiplicarse. Las hijas del Solar de Loiola casan indistintamente entre 1430 y 1500 o en otros Solares de Pariente Mayor o con juristas, escribanos, comerciantes, y propietarios rurales de estamento inferior. De once matrimonios, solo en dos ocasiones casan en Solar similar.
Este tipo de situaciones plantea muchos interrogantes y mina muchos de los tópicos corrientes sobre nuestra historia del bajo medievo. Son difíciles de interpretar, en todo caso, y sirven a nuestro objeto por un elemento importante: en prácticamente todos los casos la Torre urbana o el Solar rural sirven como elemento clave de la dote. Desde esta perspectiva se viene a producir una simbiosis entre los estamentos superiores de ambos mundos, cuyos intereses concidirán y de cuya unión por una vía tan eficaz como la económico-social nacerá para inicios del siglo XVI el estamento que definitivamente gobernará la provincia hasta casi la caída del Antiguo Régimen.
Y con él, la modificación y la reforma de buen número de Torres, que paulatinamente irán convirtiéndose en Palacios Urbanos más al gusto de la época. Y con la adopción de usos y costumbres de unos por otros. Muchos linajes mercantiles se aristocratizan (valga el uso anacrónico del término) y muchos Solares de Pariente Mayor se convierten también en Palacios más cómodos para sus propietarios.
La influencia de los factores económicos y sociales es importante. El reinado de los Reyes Católicos ve desarrollarse con gran pujanza una nueva clase en el panorama guipuzcoano: los funcionarios que invaden la administración castellana (el proceso continúa hasta bien entrado el siglo XVII) y que coparán varias Secretarías. El elemento determinante que cimentará su prestigio en su tierra de origen es la edificación de suntuosos Palacios de gusto renacentista y de traza europeísta que arrumban el modelo de antigua Torre de gusto bajo-medieval. Palacios como los de los Secretarios Zuazola (Floreaga, edificado en ladrillo según traza de P. Malpaso, arquitecto de los Reyes Católicos, en Azkoitia) o Idiaquez (en la calle Mayor de San Sebastián, con un patio de naranjos en su interior, o el de Tolosa), el del músico Anchieta (Azpeitia), son buen ejemplo de lo que digo. Y la reforma de su Torre, acometida por los titulares de Solares como Zarautz, hasta convertirla para 1542 en el Palacio hoy en pie, o los Loyola en época de San Ignacio, son casos similares. Torres urbanas de traza netamente medieval son tambien "modernizadas" por sus herederos: así el secretario de Isabel la Católica, Juan López de Lazarraga (Oñati), a quien luego nos referiremos con más detalle.
Y tampoco se puede olvidar que algunos linajes de Pariente Mayor desde finales del siglo XIV van tomando posiciones en el interior de las villas, siempre, obviamente, en Torres que adquieren por compra o por matrimonio: los Zarauz en zarautz y San Sebastián, los Lazkao o los lartza en Segura, los Gamboa en Zumaia o Mutriku, los Unzueta en Eibar o los Guebara en Zestoa.
Los comportamientos concretos de diferentes linajes de diversa extracción social, la manera en que combinan sus intereses y el "comercio" de sus Torres a través de las pautas del mercado matrimonial, nos pueden ilustrar sobre cómo funcionaban los grupos sociales que tienen como característica común la de ser propietarios de este tipo de vivienda, ya se trate de linajes rurales o urbanos. Tomaremos tres ejemplos paradigmáticos a lo largo de Gipuzkoa que sintetizan otros tantos casos-modelo.
A mediados del siglo XV se puede fechar el matrimonio de Pedro, hijo ilegítimo de Iñigo de Guebara, futuro primer Conde de Oñati, con la heredera de la Casa de Larrastegi de Segura. Uno de sus hijos, Nicolás de Guebara, hará carrera en la Corte de los Reyes Católicos, llegará a ocupar el puesto de Teniente de Mayordomo Mayor, será Caballero de Santiago y Comendador de la Orden, Preboste de Orio y Alcalde de Aiztondo por Merced Real, y a él se debe la construcción hacia 1480-90 del Palacio de Guebara aún hoy conservado en Segura y que él denomina en su testamento de 1504 " las mis casas principales ". Construye el Palacio con la piedra procedente de la derruida Torre medieval de su hermano mayor, el bachiller Larrastegui. Casado en primeras nupcias con una de las herederas de la rama del Solar de Parientes Mayores de lartza establecida en Segura (al casar con la heredera de la Casa de Aurgazte de Segura, familia de escribanos y juristas), cuartelará sus armerías de Guebara y Aurgazte con las de su mujer en la fachada de su palacio, uno de los más bellos de Gipuzkoa. Nicolás de Guebara representa a la perfección el caso de personaje bisagra entre dos épocas. Por origen e incluso en parte por matrimonio, anclado en el mundo de los Propietarios de Solares, pero residiendo en la importante villa comercial de Segura. Y por biografía, embarcado en los nuevos aires que los linajes de Gipuzkoa adoptan. Si él es Teniente de Mayordomo Mayor, colocará a sus hijos en las "Casas" de los infantes y de la propia Reina Isabel, y doña María será Dama de doña Catalina de Aragón, Princesa de Gales y primera mujer de Enrique VIII de Inglaterra. La transformación de la torre medieval de su familia en un Palacio urbano de austera traza plasma de manera plástica su propia evolución.
En julio de 1493 se firma el contrato matrimonio de Juan López de Lazarraga y Araoz, luego Contador Mayor de la Orden de Santiago y, por fin, Secretario y Testamentario en 1504 de Isabel la Católica, Fundador del Monasterio de Bidaurreta (Oñati) (m. 1518) con doña Juana de Gamboa e Yrarrazabal (1481/3-1511). El documento es de interés enorme, tanto por la personalidad de algunos de los intervinientes como por su carácter de representantes de los diferentes estamentos y linajes a los que venimos refiriéndonos. Todos son propietarios de Torres, con las que además se dotarán en el contrato. Los Lazarraga de Oñati, dueños de "sus casas de cal y canto .. con su torre e con sus huertas", con las que se dota Juan López, representan a un linaje de juristas que han prosperado a la sombra de los Guebara, Señores de Oñati, de quienes son uno de los principales apoyos en el Condado de Oñati. Juristas que han dado el salto a la Corte, en la que Juan López hará una de las más rápidas y brillantes carreras de los guipuzcoanos de su generación. La novia, doña Juana, es la hija única del Señor del Solar de Olaso, Juan López de Gamboa y Butrón, (cr. 1460-1516) Cabeza del Bando de Gamboa, y de su primera mujer doña Ma Ibáñez de Yrarrazabal y Astigarribia, Sra. de la Casa y Torre de Yrarrazabal de Deba, Prebostes hereditarios de la villa de Deba, con quien había casado en junio de 1480. En el contrato es dotada con la "casa e torre de Yrarrazabal" por su abuela, viuda del último dueño de la Casa. Los Yrarrazabal, además de ser la principal familia de Deba y aliada del bando de Gamboa, serán Prebostes hereditarios de Deba desde 1421 y, aunque adoptando rasgos que les acercan al núcleo de linajes de Parientes Mayores, desde sus Torres cerca de Deba son el centro de una tupida red de linajes comerciantes propietarios de torres que se extienden desde Zumaia a Ondarroa y dirigen sus negocios tanto al Mediterráneo como al Atlántico. Y, por fin, en el contrato interviene el señor de Olaso ya citado, representante genuino de la última generacion de Pariente Mayor, mitad banderizo mitad "hombre de negocios" (generación desaparecida casi toda ella a lo largo del primer tercio del siglo XVI), quien cederá sus derechos a la Casa de Yrarrazabal y adoptará el papel de mero observador de la transmisión de los bienes de su primera mujer, por su suegra a su hija. El Solar y Torre de Olaso lo tiene asignado a su hijo de segundas nupcias, Martín Ruiz de Olaso y Avendaño. De Oñati a Deba, en el contrato que tomamos como modelo de mezcla de intereses y combinación de estrategias matrimoniales y comerciales, sociales y personales, las Torres mantienen el protagonismo principal.
Y, por fin, veamos el caso de un linaje que en la segunda mitad del siglo XV, desde su Torre familiar de Azkoitia traza, por medio de una afortunada política de alianzas matrimoniales, una tupida red de intereses comerciales de nivel europeo que se dirige desde una serie de Torres diseminadas en el Bajo Urola y por los propietarios de las mismas. Los Idiacaiz de Azkoitia, desde su Torre Negra (Etxebeltz) se harán con las Casas Solares y Torres de Lilí (Zestoa), Altzolaras (Aia) y con el Solar de Parientes Mayores de Atxaga. Enlazarán con las familias azcoitianas de comerciantes y juristas de Olano y Zuazola, y con el tiempo formarán el principal grupo de poder de la provincia en el Antiguo Regimen, casi hasta finales del siglo XVIII. A inicios del siglo XVI, desde sus Torres de Zestoa o Azkotia han dado ya un Arzobispo de Brindis¡ y un Obispo de Adria (ambos en el reino de Nápoles) y los representantes de las distintas ramas mantienen negocios en las principales plazas comerciales de Europa y con los principales comerciantes de Brujas, Amberes, Londres, Bristol, Florencia o Sicilia. Casos como los de los Idiacaiz de Azkoitia se encuentran con frecuencia en cada villa guipuzcoana de la época.