Las actividades rituales.
Una faceta presente en todas las sociedades primitivas conocidas es la del importante desarrollo de las creencias relativas a los seres que pueblan la naturaleza y a los fenómenos que se dan en ella. En algunas existen personajes (chamanes, hombres medicina, hechiceros) que interpretan las señales o los signos que se manifiestan sobre la Tierra y que en cierta manera controlan; asimismo, transmiten y reviven el mundo de los mitos y creencias a la vez que orientan el destino de los individuos y colectivos. Pero los paralelos etnográficos deben de utilizarse con cautela. Tal como señalaba J.M. Barandiaran, "los hechos tienen la propiedad de colocarse dócilmente en serie a poco que se les alumbre de un solo lado. La semejanza de las formas es tentadora y puede conducirnos a conclusiones equivocadas".
Probablemente desde momentos muy antiguos del Paleolítico los seres humanos descubrieron la forma de modificar la apariencia de sus cuerpos con distintas sustancias y colorantes. La existencia de diferentes elementos naturales, que tras su adecuada preparación y utilización proporcionan variados colores, fue detectada hace miles de años. El ocre, también llamado hematites rojo, es abundante en la naturaleza, siendo llamativa su capacidad de tiznar. En ocasiones, se encuentran fragmentos de este material con planos estriados, que indican que de ellos se ha extraído polvo mediante abrasión. Su utilización ha sido muy amplia como lo demuestran los paralelos etnográficos de la vida cotidiana: curtir pieles, pintar el cuerpo o tatuarse. Además, su presencia se constata en contextos funerarios, ya que tradicionalmente se ha considerado su color equivalente al de la sangre, la salud y la vida